¿Miedo a un asalto, a un apagón, a una catástrofe…?
Creo que no te sorprenderá si te digo que en los últimos meses han llegado a la mesa de mi oficina nuevos proyectos de viviendas de lujo que incluyen habitaciones del pánico
Parece que el occidente tranquilo y confiado se está poniendo nervioso. Y los primeros que meten sus barbas a remojar son los que pueden pagar al barbero…
En todos esos proyectos, la mayoría para familias de países del norte y del este de Europa (en mi caso), prima la necesidad de sentirse seguros en un país que desconocen, pero del que saben que es cómodo, bastante tranquilo (por ahora), alejado de conflictos, bien comunicado y con un clima envidiable.
El valor agregado a la propiedad que aportan este tipo de instalaciones de seguridad es lo de menos. Aunque también. Dependiendo de la cartera de clientes del “compraventa”, tener o no tener una habitación del pánico puede ser decisorio para cerrar el acuerdo.
Pero ¿qué instalaciones se buscan cuando hablamos de habitaciones del pánico?
Pues creo que algunas te las puedes imaginar, a nada que seas un poco inquieto y curioso.
Otras son más sofisticadas.
Otras son caprichos de decir «Ok, no problem. We’ll do that too».
A continuación, te cuento algunas…
La primera que siempre se menciona, sin lugar a dudas, es el control con cámaras por todo el perímetro, con los monitores, vídeo grabador y red de internet dedicada y protegida instalada en la sala del pánico.
Esto vale también como sistema de comunicación directa y anti sabotaje con servicios de emergencia, con tarjeta prepago internacional si es necesario.
Una fuente de energía paralela a la red eléctrica (con baterías o, incluso, un grupo electrógeno de gas en habitación anexa).
Sistemas de clima y renovación de aire autónomos y filtrados.
Cerraduras electrónicas avanzadas, pestillos automáticos, mirilla oculta anti sabotaje…
Lo de la puerta y paredes blindadas es obvio. Lo que no lo es tanto es la calidad y grosor de la coraza. Aquí, como en muchas otras cosas, hay un abanico de posibilidades…
Lo que nunca hay son ventanas (nunca me las han pedido). Por lo que sé, ni se plantean. Porque la discreción de la ubicación de la habitación del pánico (normalmente cerca del dormitorio principal) y su acceso suele ser un verdadero reto constructivo y de camuflaje. Y una ventana es un punto débil por antonomasia.
De aquí en adelante, lo que te imagines: panel con control total de la iluminación, persianas y puertas de acceso, motorizadas y gestionadas desde dentro, extintores, nevera, caja fuerte…